Cómo hacer esmaltes al fuego: Guía paso a paso para joyería
Preparación del esmalte
Para obtener un esmalte brillante y transparente, debe prepararse con cuidado. El primer paso es moler el esmalte. Para ello se utiliza un mortero de porcelana de 17–18 cm de diámetro; para una molienda más fina se puede emplear un mortero de ágata. Con movimientos circulares suaves y una pequeña adición de agua destilada, el esmalte se tritura contra las paredes del mortero. El agua turbia se elimina y se reemplaza con agua limpia. La molienda continúa hasta lograr la granulometría deseada.

Photo 1. Mortero de porcelana
Lavado del esmalte
Durante el proceso de molienda, cambiar el agua purifica el esmalte. El esmalte molido se coloca en un vaso o recipiente de plástico transparente y se llena con agua destilada. Se deja reposar unos minutos y luego se retira el agua turbia que queda en la superficie, reemplazándola por agua limpia. Este proceso debe repetirse hasta que el agua sobre el esmalte quede completamente clara. Este paso es especialmente importante para los esmaltes transparentes.

Photo 2. Lavado de esmalte
Preparación del metal
Antes de aplicar el esmalte a una pieza de plata, ésta debe recocerse varias veces y luego sumergirse en una solución de ácido sulfúrico al 10%. Esto provoca la recristalización y el alivio de tensiones del metal, además de eliminar contaminantes, aceites y grasas.
Aplicación del esmalte con pincel
El pincel debe ser rígido y de punta fina. Su tamaño depende de la cantidad de esmalte a aplicar. Se moja en un vaso de agua, se elimina el exceso en una servilleta y se pasa sobre el esmalte húmedo, de manera que en la punta quede una pequeña cantidad, como un grano de arroz. El esmalte debe tener la humedad suficiente para ser aplicado con el pincel. El exceso de agua puede eliminarse con papel de filtro.

Photo 3. Cantidad correcta de esmalte para aplicar

Photo 4. Aplicación del esmalte con pincel
Secado del esmalte
Antes de la cocción, el esmalte aplicado debe estar completamente seco, ya que a la temperatura de cocción el agua herviría y provocaría burbujas o desprendimiento. Para ello, la pieza esmaltada se coloca cerca de un horno mufla caliente hasta que esté totalmente seca.
Cocción del esmalte
La regla más importante para la cocción es: temperatura alta – tiempo corto. La mayoría de los esmaltes comienzan a fundirse a unos 800 °C. Para principiantes, la temperatura ideal está entre 780 y 880 °C. La base con la pieza esmaltada se coloca con cuidado en el horno. Hay que evitar golpes o movimientos bruscos, ya que el esmalte seco se desmorona fácilmente.

Photo 5. Carga de la pieza en el horno mufla
Aspecto del esmalte cocido
Un esmalte bien cocido adquiere un color rojo cereza en la base y un brillo semejante a un espejo; su superficie no debe ser ondulada.

Photo 6. Cocción del esmalte
Enfriamiento y capas adicionales
El enfriamiento suave del esmalte es fundamental, ya que el metal y el esmalte se enfrían de manera diferente y los cambios bruscos de temperatura pueden provocar grietas o desprendimientos. Generalmente, una sola capa no es suficiente: el esmalte se aplica y se cuece varias veces hasta lograr el grosor y brillo deseados.

Photo 7. Esmalte terminado